jueves, 18 de septiembre de 2014

No siempre podemos tener esa suerte de encontrar a la persona indicada, no quiere decir que sea perfecta, no quiere decir que tenga todo aquello con lo que siempre has querido.
Tenemos, sobre todo las chicas, la obsesión de crear una lista, una serie de requisitos que debe tener, mejor dicho, que debe cumplir la persona de la que enamorarnos. No lo critico, porque yo la he tenido. De hecho, aún continúo con unos pocos. La cuestión es que en cuanto encontramos a alguien con quien estamos verdaderamente a gusto, todo lo demás deja de importar, con sólo cogernos de la mano sentimos que todo lo demás desaparece, que se para el tiempo para él o ella y para ti.  
De verdad que sólo tienes que pasar por determinadas experiencias, que lo más seguro no serán las más agradables de tu vida, pero solo entonces comprendes que hay algo más allá de esa lista. Que no son los requisitos los que hacen que te enamores locamente de una persona, sino lo que no se encuentra en la lista. Si no piensa que solemos querer a alguien que tenga la cabeza bien puesta sobre los hombros y asociamos esa característica con una persona seria. Pero no es lo mismo. En ocasiones una persona con la cabeza bien puesta sobre los hombros puede ser una persona que se pase el día haciendo el tonto para hacerte reir. 
No queremos darnos cuenta que una cosa no cambia la otra. Puede ser que nos cueste creerlo pero es así.
Como bien dijo una vez el novelista francés Tristan Bernard, «Para ser feliz con los demás es necesario no pedirles lo que no pueden darnos.» A veces exigimos tanto a los demás, pero el doble les exigimos a esas personas que aparecen en nuestras vidas, dispuestas a intentar hacernos felices, que olvidamos esas pequeñas cosas que no exigimos y que en cambio, gracias a eso, pueden hacernos las personas más felices del universo, o al menos del planeta. Apuesto que a muchos de ellos les habéis respondido "me gustas pero como amigo" o "te falta algo que necesito en una pareja", no necesariamente han sido esas palabras pero sí que solemos usar variantes. Pero al fin y al cabo, si no cumple con esos requisitos no damos la oportunidad.
Tal vez muchos de los que lees esto diréis, qué sabrá esta niña, apenas está yendo a la universidad y ya se cree una experta. No, no soy una experta ni mucho menos. Pero sí que pienso en ello. Más cuando estuve a punto de desperdiciar una oportunidad de tener a una persona increíble a mi lado, pensando que eso estaba destinado al fracaso, que sólo nos llevábamos bien y, encima por el qué dirán. Ahora, por dar de lado esa estúpida lista y ese miedo, tengo a mi lado a una persona que no sólo cumple con algunos de los "requisitos", lo admito, pero lo que realmente me tiene tan enamorada e inspirada son aquellas cosas que no esperaba encontrar en nadie, aquellas que no buscaba. Sí, es testarudo; habla muchísimo, alto y claro; es de la otra punta del país aunque la mayor parte del tiempo, al menos durante un par de años, estudiamos en la misma ciudad diferente a nuestro domicilio familiar; hace muchas tonterias; es algo introvertido al principio, cuando le conocí pensé que le caía mal de lo cortante que era; y entre vosotros y yo, nuestro primer beso fue un total y completo desastre, pero no me importó porque fue el primer beso que marcó el inicio de algo nuevo, bonito y espero que muy duradero. ¡Ah! Muchas veces no mide lo que dice y ha llegado a herir mis sentimientos. Pero se esfuerza día a día para enmendar esos fallos, hace esas tonterías para animarme, para que sonría y me ría la cantidad suficiente como para que esa sonrisa me dure todo el día. Se esfuerza por que no haya un solo día en que no sienta que él está a mi lado y que me quiere como a nada en este mundo, tal y como soy.
No, no es perfecto, yo tampoco lo soy y él sabrá, a veces mejor que yo, mis fallos y los requisitos que cumplo para él.
Pero tanto los que sí, como los que no cumple esa persona, hacen que cada día que pasa desees pasar el resto de tu vida con esa persona. Tal vez no sea así y dure unos meses, unos años o un par de décadas, pero hay una combinación de cosas que pides que tenga alguien y las que no pides, tan perfecta para tu personalidad. Sólo hay que abrir puertas y ventanas, sin miedo.

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