viernes, 7 de febrero de 2014

¿Es que acaso existen promesas que no se piensan cumplir? No hay cosa que quiera más que cuando vuelva no me suelte. Sí lo ha prometido, ¿pero es que acaso cuando pasas tanto tiempo, demasiado bajo mi punto de vista, no esperas pasar horas y horas junto a la persona que quieres? 
Bueno, pues la historia de mi vida. Es fantástico estar en una nueva ciudad, estar en la universidad y conocer a alguien fantástico que ha hecho los mismos cambios. Efectivamente, estoy hablando de ser de ciudades distintas. Estar en la misma ciudad es perfecto, y dentro de poco quizás sea aún mejor tener cada uno su piso, básicamente porque necesito un poco más de intimidad y libertad.

Pero el problema viene cuando a alguno de nosotros nos toca irnos a nuestras respectivas ciudades. ¿He comentado antes que me parece una interminable tortura? Bueno, no, he dicho que me parecía demasiado tiempo pero también es una tortura. Entre el tiempo y esas voces que te dicen háblale y por otro lado te dicen pero no demasiado. Y eso no es lo peor, lo peor viene cuando te viene el bajón... ¡Uf! Sin sumarle las pastillas que te tomas a tope de hormonas, como si no tuvieses suficiente con las hormonas que tiene tu propio cuerpo a los 18 años y el estar en los días previos a tu periodo. Esa operación da como resultado, sofá o cama, manta y películas que te recuerdan lo bonito que es cuando estás con él y que todo lo demás vale la pena, mientras tienes el corazón encogido porque no te habla lo suficiente y un nudo en la garganta por las ganas de llorar.

Pero luego él llega con su "eres la razón por la que sigo teniendo esperanza". Todo pasa. Sonríes. Eres feliz.


Buenas noches ♥

No hay comentarios:

Publicar un comentario